El cáncer de Joe Biden: ¿enfermedad silenciosa o silencio político?   La reciente revelación de que el expresidente Joe Biden padece un cáncer de próstata en fase 4, con metástasis en los huesos, ha sacudido al país. No solo por la gravedad del diagnóstico, sino por el momento en que se conoce: después de haber ocupado la presidencia a una edad avanzada, y en medio de una campaña política profundamente polarizada.   El cáncer de próstata en etapa avanzada no aparece de la noche a la mañana. Los especialistas coinciden en que una progresión hasta fase 4 con metástasis requiere años. No meses. Años. Esto plantea una pregunta incómoda pero inevitable: ¿Cómo es posible que los equipos médicos de la Casa Blanca, con acceso a los mejores recursos del mundo, no hayan detectado o revelado esta condición antes?   Durante su mandato, Biden fue presentado al público como un hombre "en forma para ejercer", según reportes médicos oficiales. Sin embargo, ahora queda la duda de si esos informes fueron incompletos, manipulados o simplemente ignoraron señales preocupantes. ¿Fue una falla médica, una decisión personal de ocultamiento... o algo más?   No sería la primera vez que un gobierno oculta la salud de un mandatario. Lo hizo Roosevelt. Lo hizo Kennedy. Y quizás, lo hizo también Biden. Pero la diferencia está en el contexto: en una época donde la transparencia se exige como regla mínima de convivencia democrática, un ocultamiento así sería más que un error ético: sería una traición a la confianza pública.   Y la pregunta que nadie quiere formular en voz alta, pero que hoy es imposible evitar, es esta: ¿Nos ocultó la verdad el Partido Demócrata por conveniencia?   #JoeBiden #CáncerDePróstata #TransparenciaPolítica #SaludPresidencial #CasaBlanca #PartidoDemócrata #Opinión #NoticiasUSA #LaTijeraNews #PreguntasSinResponder   © LaTijera